jueves, 15 de mayo de 2008




El proyecto de Javier González y Jaime Núñez para Galería Trafic, tiene como objeto, ofrecer y abrir una instancia reflexiva en torno a la relación del hombre y la naturaleza, a partir de diferentes trabajos realizados por los dos autores. Los trabajos a presentar, pretenden crear, una muestra donde las diferentes piezas presentadas dialoguen, entremezclándose, apropiándose del espacio de manera envolvente, desde obras que no establecen un límite claro entre sí. El propósito en términos espaciales y discursivos, es hacer, de una muestra bipersonal, una sola construcción visual, donde cada una de sus partes se conecte con las otras de manera coherente y fluida, tanto teórico, visual y espacialmente. La muestra se compone de partes realizadas por ambos artistas, a presentarse desde diferentes medios, habiendo en ella: fotografía, bordado, escultura e instalación.
Descripción de la Muestra
En la Primera mitad de la sala habría un bordado de grandes dimensiones, Realizado por Jaime Núñez. Este tendría como motivo, un paisaje de naturaleza exótico, compuesto de plantas, personas y animales. Para la realización de esta pieza, Jaime utiliza no solo hilos de bordar, también cose directamente sobre la gran tela, pedazos de otras telas con motivos silvestres o simplemente con diseños textiles. La tela sobre la que se realizará el bordado, tendría las mismas dimensiones de un ventanal grande y estaría montado en la galería como una cortina, dando a entender que detrás de esta habría una ventana a través de la cual, se podría contemplar un exterior, en el que idealmente podríamos encontrar un paisaje. Pero en este caso el paisaje, no se encuentra detrás de la cortina, sino que en la superficie de esta. En este punto, se crea una interesante relación entre diferentes planos de profundidad, relación que históricamente es inherente a la representación de paisajes. Usualmente la relación entre planos de profundidad en la representación de paisajes resulta ser un problema espacial de percepción, de figura y fondo. En este caso además hay una superposición de planos materiales, que producen un engaño espacial arquitectónico, en el que el espectador percibe una arquitectura diferente a la efectiva, en el solo simple gesto de poner una cortina ocultando un trozo de pared como suele ocultar un ventanal. Por detrás de la cortina habría un personaje escondido, construido con prendas de vestir reales. De este personaje solo se podrían ver sus pies y parte de sus pantalones, ya que la cortina llega casi hasta el suelo. Las zapatillas del personaje apuntarían hacia la pared, así como si este estuviese mirando a través de la inexistente ventana hacia un paisaje exterior, pero una vez que se descubre que no hay tal ventana, la actitud del sujeto pareciese ser como de castigo mirando la pared o la de alguien que se esconde avergonzado.
La segunda mitad de la sala estaría ocupada por una gran escultura realizada por Javier, esta iría desde el suelo hasta el techo de la galería como un pilar que une dos planos. En el suelo habría una isla, que iría, casi, de lado a lado, construida con materiales pobres como cartón, papel o plastilina. Parado sobre esta habría una especie de gigante, de él solo se verían las grandes zapatillas (de marca Nike o Adidas) y sus piernas, las que terminarían al encontrarse con el techo de la sala, dándose a entender que este sigue después del techo. Las piernas y zapatillas del gigante, estarían construidas con un esqueleto de madera forrado en cartón y pintado con témpera. Esta isla tendría mucha vegetación, la que en parte, estaría destrozada por la pisada del gran personaje. Justo por detrás de las piernas del gigante, pegadas a la pared, habrán dos fotos impresas en algún papel barato en tamaño pliego o más grande. En las fotos estarán retratados los autores de la muestra (Jaime y Javier respectivamente cada uno en una foto), cada uno sosteniendo una planta grande, así lo que vemos en las fotos son las piernas de los artistas, y sobre estas una gran planta que los cubre desde, más o menos, la cintura, hasta por sobre la cabeza. Son una especie de retrato en donde no aparece la identidad del retratado, tapada por un elemento de la naturaleza. Estas fotos estarían pegadas a la pared una junto a la otra, imitando la forma en que se encuenrtan los afiches en la calle, anunciando conciertos o fiestas, pegadas con engrudo chorreado en exceso.

De esta manera, esta muestra pretende plantear una relación entre la naturaleza y el cuerpo. La naturaleza como lo ‘otro’, en la que el hombre se reafirma como individuo. Pero también como lugar en donde el cuerpo se encuentra con su dimensión más física, primitiva, animal, sexual, representada por la viscosidad de los fluidos del adhesivo que mantendrían las fotos pegadas a la pared. Fotos donde lo representado es, precisamente, el cuerpo humano sumado a la naturaleza. En este encuentro el hombre pierde identidad, asimilnadose a una planta. El pegamento chorreado, en su exceso grotesco también nos remite a un cuerpo excesivo y sus fluidos. Este exceso de cuerpo, es castigado a su vez, por el individuo moralizado que se constituye en el largo proceso de diferenciación del hombre de la naturaleza, representado en el gigante humanoide con zapatillas ‘cool’, que se levanta y vuelve inmenso y monstruoso. Parándose sobre la naturaleza, pero a su vez, violentándola y agrediéndola. El punto culmine entre esta pugna entre el hombre (intelecto) y su cuerpo (naturaleza), es la vergüenza y el castigo del cuerpo, dado en el misterioso personaje que se esconde tras las cortinas posiblemente avergonzado, como si su madre lo hubiese pillado masturbándose, pero también, tal vez, mirando maravillado un paisaje al que solo él puede acceder. Y es en esta ambigüedad de este personaje, que no sabemos si se encuentra viviendo el castigo de la vergüenza o el placer, el punto en que esta muestra encuentra el punto en que se reactiva el movimiento, algo así como el engranaje que hace que las distintas partes establezcan un incansable diálogo circular, donde la información circula y se mantiene en constante movimiento.
Javier González Pesce




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